¿Hasta qué punto nuestras opiniones son independientes de las presiones sociales? ¿En qué medida nos condiciona nuestra historia de vida? Casi todos nos consideramos librepensadores y creemos tener un criterio independiente. Sin embargo, el pensamiento libre es producto de un examen racional y objetivo de la realidad. Sesgos cognitivos como la tendencia a confirmar nuestras ideas, el «efecto Forer» y el «efecto halo», la falacia de justicia y el razonamiento emocional son examinados para que el lector pueda detectarlos y evitar el autoengaño. El autor examina también el significado de la libertad a partir del diálogo entre dos personajes imaginarios: Zoe, defensora del libre albedrío y Elías, partidario de la visión determinista. El último capítulo ofrece criterios claros para actuar con libertad y respeto en las relaciones interpersonales. |